viernes, julio 24, 2009

EL FINAL DE TODO ESTO


Cuando hablo de finales, me tienes que entender.
Porque si solo me conoces por las palabras que escribo, te vas a pensar que voy a hacer un crucero en la barca de Caronte sin billete de vuelta... no, no es así. No tengo motivos para cruzar el tenebroso charco, ¡con tantos charcos que cruzar antes que el definitivo! ( cierta personilla con alas en el lomo sabe que es así ), y si algún día amontonase el suficiente número de razones, seguiría sin hacerlo porque "A", me encanta la vida y "B", aunque solo sea por el dolor que causaría a dos o tres personas, ardería en el infierno para siempre...y no es eso lo que asocio a pasar calor en mi jubilación...

..así que no, ese tema es muy serio y yo, tu lo sabes, me muevo en las corrientes de las estaciones como lo hace hoy una mariposa y mañana una hoja seca. Sin peso específico, cruzando por el mundo casi sin ser visto...encantado de mi ligereza, de que me confundan con un reflejo del sol en un cristal y olviden al instante que me vieron.
Hay quien debe dejar su impronta para que se recuerde que pasó por aquí...Y hay quien baila en la punta de una rama, se columpia de una nube y luego se evapora como el rocío de la mañana.
¡Y está bien! No todos estamos destinados a ser personajes memorables, podemos vivir en la punta de luz que es nuestro presente y no pensar en pasados ni en futuros...
Pero a pesar de todo, hablo de final y cuando lo hago, no te hablo de acabar nada, aunque suene extraño.
Te hablo de final y en realidad te hablo de principios.
Cuando hablo del final, hablo de dejar de amanecer sentado en una brizna de hierba, ESPERÁNDOTE, desfallecido pero sin desfallecer, y de dejarme sorprender por la noche con la dolorosa sensación de que no estás, con el miedo de que no vayas a llegar nunca o que para cuando llegues, haga mucho tiempo ya que yo me he marchado.
Hablo de ti.
De ti conmigo.
Sin pretensiones de eternidad.
Solo el placer de vivirte.
Un año, un día o una hora, pero sabiendo que eres TU.