martes, marzo 13, 2012

JUMP IN THE RIVER


Siempre he mantenido una pertinaz resistencia esta corriente actual del mundo moderno en que la información fluye de forma instantánea y puedes estar enterado de todo lo que ha ocurrido en el mundo en la última media hora de manera casi inmediata.
Lo que yo me pregunto es: qué necesidad tengo yo ( por no decir "tenemos" ) de estar enterados de todo. Para qué necesito estar al tanto de todo lo que sucede en el mundo, de la actualidad nacional e internacional. Qué me aporta a mi estrategia vital y a mi como persona individual el saber como van de bien o mal las cosas más allá de mi pequeño mundo,y en que medida el "saber" va a conseguir que yo me enfrente mejor o peor a mi realidad inmediata. 
Esto puede ser interpretado como una manera de vivir de espaldas a las cosas y seguir la estrategia del avestruz fingiendo que si no lo veo no está ocurriendo, pero no lo siento así, ni mucho menos.
Nada más sucede que no necesito saber TANTO.
Las cosas ocurren, devienen ( me encanta la palabra "devenir" ), y el saber más o menos no influye en nada en la manera en que vamos a tener que disfrutarlas o padecerlas. A la vista de lo que hay, conocer los últimos descubrimientos tecnológicos, el conflicto de Oriente Medio, lo que piensan las mujeres occidentales  sobre las dietas de adelgazamiento, la crónica de sucesos truculentos o los resultados deportivos, todo eso queda en meras anécdotas cuando me enfrento día a día a lo que sucede en mi vida y en mi corazón, donde a nadie le importa un pimiento lo que ocurra ni falta que me hace.
Y cuando a pesar de todo esa cantidad ingente de información que invade el aire a la gente y a las cosas me acorrala contra la pared recortándome el aliento, recuerdo esta canción de Sinèad y no me extraña que en determinadas circunstancias, haya quien termine por pensar que "tírarse al río" no sea a fin de cuentas una idea tan mala.
Esta canción cañera de la Sinèad venía en el mismo albúm del "Nothing Compares 2 U",que qué bonita era y que hasta los cojines hemos acabado de ella de taaaannnnto y taaannnnto repetirla gracias a los jodidos medios de difusión ( aquí un servidor, reinvindicando la Edad Media, jajaja ). Si en su momento como hice yo compraste el disco, te quedarías un poco de muestra como los chuchos olisqueando una liebre, porque tras esa balada tan sentida y comercial nada hacía presagiar que iba a esconderse un disco mucho menos fácil al aparato acústico-digestivo que su tema estrella. Sinéad había suavizado muchísimo la línea de su trabajo anterior "The Lion and the Cobra" pero aún así el album estaba repleto de canciones complicadas para el oyente boludo de radio fórmulas ( ¡como yo! ) que se lanzó a comprarlo maravillado por la calidad de la voz de aquella muchacha de ojos enormes...
...a día de hoy, a fuerza de tragar de todo, se me ha hecho el paladar a todo tipo de sonidos, olores y sabores, y entiendo mucho mejor parte de aquellas canciones que por aquel entonces me costaba asimilar.
"Y esto a mi que me importa", dirás tú lector anónimo e irreflexivo.
Pues hombre, saca la moraleja de la experiencia vital ajena.
Como le dijo el leñador a Lady Chatterley cuando se sacó la herramienta y ella dijo con los ojos como platos "ah no-no-no por ahí sí que no paso":
"Relájate y disfruta, corazón."
Que al final-final, todo termina entrando.