sábado, septiembre 05, 2015

DELIRIUMS



Campiña, cielo azul, pajaritos volando por el cielo y florecillas amarillas entre la hierba.
Aunque sonrío y hago guiños al sol espantando mariposas a cámara lenta como si se tratara de un anuncio de Martini, tengo esa desagradable sensación que uno tiene a veces de tener algo importante que resolver pero que por una u otra razón se te ha escapado de la cabeza. ¿O solo me pasa a mi?
Entonces por un lado de la escena ( y sin saludar al público pero creo que solo faltaba eso ) aparece uno de mis compañeros de trabajo más anti-favoritos: un tipo de cincuenta y tantos, calvete, con unas inquietantes fundas en sus incisivos que recuerdan a un castor mutante y un problema de audición que le hace hablar a veces muy-muy alto y otras cuchichear para el cuello de su camisa, pensando en cada caso que utiliza el volumen correcto.
"(...-xxx-,,,)" me dice con los brazos en jarras y una sonrisa que mis sensores 
"¿Perdona?" digo con una inquietante sensación de que todo va mal y de pronto me miro a mi mismo y veo que tengo puestos nada más unos calzoncillos blancos con los que estoy sentado sobre la hierba como una concupiscente virgen sesentera algo pasada de tripis. 
"DIGO QUE SI FOLLAMOS O QUÉ" dice mi compañero castor y sin darme tiempo a pensármelo se baja unos pantaloncitos de deporte bastante fosforitos para mostrarme...¡horror!...aquello es exactamente igual a una salchicha de esas frescas que se venden en las carnicerías, solo que el extremo que se proyecta hacia mi está mal "rematado" y por la punta escapa un poco de carne picada.
"Que lástima que me lo preguntes ahora" le digo reculando y manchándome el trasero de verdín "pero justo ahora me han llamado por una cosa super-urgente y me tengo que marchar"
Él agita su salchicha -nunca mejor dicho- ante mis ojos con gesto de ardilla concupiscente y me hace un mohín mimoso
"VAMOS-VAMOS" vocifera a suficiente volumen como para espantar a los pajarillos del campo y supongo que revolver a los muertos en sus tumbas "¿NO TIENES TIEMPO NI PARA UNA MAMADITA?"
Chillo, cierro los ojos y cuando los abro estoy en mi casto lecho de soltero, con la frente perlada de gotas de sudor y la visión de esa salchicha fresca todavía balancéndose ante mis ojos...

Transcurren unos días de una realidad tan tediosa que no sé si de verdad es realidad o si continúo aletargado en la cama en esa imperceptible frontera entre la vigilia y el sueño...

...por fin al término de una tarde en la que he salido a hacer deporte, con un crepúsculo sobre la cabeza de esos de un color violáceo que parecen irreales de puro perfectos, estoy corriendo como si de verdad estuviera escapando de algo o tuviese que llegar cuanto antes a algún sitio. De esa manera que ocurre muy pocas veces en la que sientes que estás disfrutando de lo bien que funcionan tus piernas y que si te lo propusieras podrías correr hasta el infinito y un poco más allá como se dice ahora...
...entonces de pronto ahí delante diviso otro corredor, con una camiseta y unos pantalones cortos blancos que reflejan debilmente la escasa claridad que aún queda en el cielo. No me hago el propósito de alcanzarlo porque es bastante rápido pero al pisar yo una rama que cruje en medio del silencio como si hubiera echado un arbol al suelo, se vuelve un momento y... 
¡cielos, es el barbitas más guapo que he visto en la vida!
Para mi sorpresa se detiene apoyándose un poco en las rodillas para recuperar el aliento, luego levanta la mirada ( una mirada que es tan azul como me gustan a mi, de esas color mañana-de-invierno-con-cielo-despejado ), me guiña un ojo y me hace un gesto para que le siga a la oscuridad entre los árboles.
"No, Caperucita, no", dice mi yo de alitas blancas sobre mi hombro derecho...
"Venga, ve y fóllatelo como la zorrona que tu eres", dice en mi hombro izquierdo mi yo de cuernecillos demostrando que sin duda no me conoce lo suficiente,..
Indefenso ante la llamada de la sirena, detengo mi trote cochinero y contemplo hipnotizado como sin dejar de internarse en la espesura tira del elástico de sus pantalones hacia abajo, dejando al aire un trasero pálido y perfecto... doy un paso y luego otro paso más forcejeando con el nudo marinero que siempre le hago a la cuerdecilla de mis mallitas footing-ueras y sintiendo como el amor hace vibrar las hojas de los árboles y hasta el suelo bajo mis pies. Las ramas de la vegetación se cierran protectoramente en torno a nosotros construyendonos un nido para que nadie perturbe este momento perfecto...
...entonces él se vuelve, sonríe mostrándome esas tremendas paletas de castor mutante y chilla:
"¿ENTONCES HOY SÍ QUE VAS A COMERTE MI SALCHICHA?"
¡ES OTRA VEZ ÉL!

...me despierto, me duermo, me despierto y me vuelvo a dormir, y cuando despierto estoy en una camilla de hospital: dos enfermeras con los pechos al aire me están preparando para la anestesia  cuchicheando entre ellas, dándose codazos y soltando risitas como si estuviesen al tanto de una broma muy buena de la que yo no tengo ni idea mientras una doctora sospechosamente parecida a Scarlett Johansson me explica que para la supervivencia de mi gato es fundamental que me someta a este trasplante de huesos. A duras penas puedo levantar la cabeza y veo a mi difunta gata Sombrita en la camilla de al lado mirándome con cara de "te juro que no ha sido idea mía" y me pregunto qué hueso de mi anatomía me van a quitar y donde se lo van a meter en su cuerpecillo pero la doctora Scarlett ya me está pinchando el dedo gordo y diciendo con sonrisa profesional:
"si no te vas a enterar de nada, tontorrón"
"¿esto es un sueño?" le pregunto a Scarlett.
"Eso quisieras tú, pichón".
"No me dirás que ahora es cuando sale otra vez el calvo de la salchicha" le digo a Scarlett y la tía se parte de la risa mientras la puerta del quirófano se abre y aparece justo él con una bata blanca y una sonrisa pérfida  enfundándose un guante de goma de los de fregar los platos y preguntando:
"¿quien era el que necesitaba un tacto rectal?"

Jolin.

¿Necesitaré un psicoanalista?